Fui a la exposición Evita Pasión y Acción, en la Embajada Argentina en Santiago. Si bien la muestra es pequeña comparado con lo que podemos encontrar en el Museo de Evita o en el del Bicentenario en la Casa Rosada, ambos en Buenos Aires, constituye una oportunidad de acercarse a uno de los personajes fundamentales de la Historia Contemporánea, una mujer que aún hoy a décadas de su temprana muerte victima del cáncer sigue despertando admiración y cuestionamientos. En los salones de la que también fuese la última morada del presidente Balmaceda, hoy es posible ver por primera vez piezas que testimonian el exilio de la familia Duarte en Chile tras el golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón. Además de cuadros de la primera dama argentina es posible ver un documental sobre su gira a Europa y ver piezas que dan cuenta de la labor desarrolla por la fundación que encabezó. En el salón principal se exhiben algunos vestidos de Evita quien fue todo un icono de la moda en su época.
En materia de moda, Evita era seguidora de Christian Dior, diseñador francés que llegó a decir que a la única reina que había vestido era a Eva Perón. El de Evita era un estilo glamoroso que recordaba sus inicios como actriz, en muchas ocasiones poco sutil, impactante y ostentoso, en este se observa una contradicción con el discurso que reivindica los derechos de los descamisados, el pueblo argentino que estaba lejos de los beneficios económicos durante gran parte de la Historia Argentina. No obstante en su propio libro autobiografico Evita señala que esos lujos corresponden a parte del ceremonial de su posición de primera dama en la que se mantuvo durante 7 años. Como quiera que fuese su look ayudo a dar forma a un mito contemporáneo.
Para la alta noche Evita optaba por trajes largos de vuelo amplio con escotes pronunciados,halter o palabra de honor. En materia de accesorios su debilidad eran los grandes sombreros, tocados y ostentosas joyas. En el día a día utilizaba trajes sastre, la mayoría entallados y monocromáticos. En su gira europea prefirió vestir diseños de casas de modas de Buenos Aires, no obstante en Argentina utilizaba también diseños de la Casa Dior.
También se encontraban en su armario estampados florales o a cuadros. Lo que no variaba era que siempre usaba zapatos de taco o tacones, aros o pendientes todo en el estilo marcadamente femenino de la época (el new look), por lo que hay pocas imágenes en las que podemos verle con pantalones, en la mayoría luce polleras entubadas y por debajo de la rodilla ad hoc con su posición de señora. La mayoría de las imágenes que se conservan hasta hoy se Evita corresponden a la década de 1940, cabe recordar que falleció en 1952.
En términos de cabellera a Evita le caracterizaba el pelo teñido de rubio casi siempre peinado hacia atrás, muy tirante, y con moños recogidos bajos, en ocasiones optaba por peinados más elaborados que incorporaban el tupé. Así como en el campo de la política y la economía el primer gobierno de Perón libró una dura batalla contra la clase alta argentina, en el de la moda también se vivió el enfrentamiento. Recordemos que hasta la llegada de Perón y Evita al poder, la mujer en Argentina no votaba lo que pasaba a su vez en gran parte del mundo. Dentro de la sociedad argentina la alta costura era un ámbito enfocado en las mujeres de la clase alta que no eran precisamente partidarias del Justicialismo, el movimiento político encabezado por Perón.
Cuando Evita se convirtió en primera dama recurrió a las tiendas de alta costura de Buenos Aires, que eran apenas tres Henriette, Bernarda y Paula Naletoff. En la primera ni la reconocieron cuando entró por primera vez y en la última no quisieron atenderla. Como consecuencia Evita terminó superando a las prendas de esas exclusivas tiendas. Otro episodio que muestra el rechazo de la clase alta por Evita se produce al hacerse el traspaso de las obras de caridad a las que habitualmente se dedicaba la primera dama argentina, cuando le dijeron que era demasiado joven para encabezarla y decidió poner a su madre, una mujer muy humilde a cargo de estas lo que irritó aún más a la oligarquía argentina que nunca le perdonó a Evita el ser hija natural. Se conocen anécdotas de la relación accidentada que mantuvo Evita con la casa Henriette llegándose a señalar que se entendía mejor con la jefa de taller que con la propia dueña. Con el tiempo las casas de moda de Buenos Aires realizaban dos colecciones por temporada una exclusiva para Evita y otra para las mujeres de la clase alta en un intento de ambas partes por diferenciarse.
Si bien a ojos de hoy la debilidad por la moda que tenía Evita puede parecer incluso desubicado, lo cierto es que lo habitual entre las mujeres de la clase alta argentina de esa época era usar un vestido de alta costura al día, en ese contexto el gusto por la moda de Evita sigue siendo superlativo pero adquiere un contexto en la rivalidad entre ella y las mujeres de "alcurnia". No obstante no hay forma de contrastar los gastos en vestuario de Evita con las de sus principales criticas ya que gran parte de lo que testimoniaba la vida de Evita, incluyendo las facturas de sus gastos, fueron quemados tras el golpe de Estado autodenominado Revolución Libertadora. No obstante tomando en cuenta que ya cuando era actriz la misma Evita se diseñaba sus prendas, es innegable que llegada a una figuración tan grande como la que tuvo siendo primera dama, mucho más de la que jamás tuvo como actriz, su gasto en vestuario debe haber sido superlativo.
La exposición permanecerá abierta hasta el domingo 25 de mayo, Día Nacional de Argentina que, este año, coincidirá con el Día del Patrimonio en Chile, por lo que se espera que su cierre cuente con gran asistencia de público. La Muestra está a cargo de la Embajada de la República Argentina en Chile, el Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR) y el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón – Museo Evita y puede ser visitada de miércoles a domingo de 12 a 18 hs, en forma gratuita. La Embajada Argentina en Santiago de Chile, está ubicada en la Avenida Vicuña Mackenna 45, metro Baquedano.
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